Barcelona, 10 de octubre de 2014. Marina Escobar, Laura Flamarich, David García, Jaime García y Miguel Lois
El accidente del piloto Jules Bianchi en el Gran Premio de Japón que se celebraba este pasado domingo no ha dejado indiferente a nadie y se ha reabierto el debate sobre la seguridad en la Fórmula 1. El piloto, que perdió el control de su monoplaza al chocar contra una grúa que intentaba sacar el Sauber de Adrian Sutil, sigue en estado grave.
Momento del accidente de Bianchi. Video: Youtube
Los familiares del piloto de Marussia han informado a los medios que sufre una lesión axonal difusa y un traumatismo cerebral severo. Bianchi continúa en la Unidad de Cuidados Intensivos del Centro Médico General de la prefectura de Mie, en Yokkaichi. Las palabras de agradecimiento de sus familiares, que se dirigen tanto a los profesionales que proporcionan tratamiento al piloto como a todo aquel que le envía un mensaje de ánimo y apoyo, no han cesado durante estos últimos días. El mundo entero se ha volcado en este trágico accidente automovilístico. No se trata de un caso aislado dentro de este deporte. El número de accidentes en la Fórmula 1 dista mucho de ser anecdótico, llegando a alcanzar un total de 41 fallecidos. Aún así, el último caso mortal se produjo en 1994, cuando el piloto de la escudería Williams, Ayrton Senna, perdió la vida.
Punto de inflexión: la muerte de Ayrton Senna
Desde ese fatídico 1 de mayo de 1994 en el que el piloto brasileño Ayrton Senna falleció, la seguridad en la Fórmula 1 ha ido en aumento, sobre todo gracias a las nuevas tecnologías. El accidente de Jules Bianchi en el circuito de Suzuka nos hizo recordar ese inolvidable día de primavera, aunque afortunadamente no ha tenido las mismas consecuencias. Independientemente de que las medidas de seguridad del circuito japonés fueran las adecuadas, es una realidad que los bólidos de este deporte son de los más seguros que existen. Así lo afirmó para el diario ‘The Times’ el considerado hombre más fuerte de la F1, Ecclestone: "Siempre he dicho que si alguna vez tengo un accidente, que sea en un Fórmula 1, porque son los coches más seguros del mundo".
Entre todos los cambios que desde la muerte de Senna se llevaron a cabo en los automóviles destacan: unas protecciones laterales en el chasis del coche y en los laterales de los cascos para impedir lesiones cervicales, un rediseño de la columna de dirección del monoplaza para evitar que el conductor se lastime si colisiona contra el volante, y la colocación de un asiento extraíble en caso de accidente, así como unos leds en el volante que permita comunicar a los pilotos los incidentes producidos durante la carrera. Asimismo, también se han ido mejorando las medidas en las propias pistas. Por ejemplo, los muros están formados con un material pensado para amortiguar los choques, y es obligatoria la presencia de un helicóptero y un auto medicalizado y otros cuatro que le sirvan de apoyo. El accidente de Jules Bianchi fue un ejemplo más de que los pilotos tienen un punto débil en el momento de las colisiones: la cabeza. Quedó demostrado hace cinco años cuando un muelle impactó en el casco de Felipe Massa en la clasificación del GP de Hungría que lo dejó inconsciente y propició un durísimo accidente. Otro claro ejemplo fue el de la fallecida María de Villota. La piloto española, en unas pruebas con el equipo Marussia, se golpeó la cabeza con una plataforma y perdió un ojo. Ante estos hechos tan recientes, la Federación Internacional de Automovilismo ya tiene una solución: cubrir el ‘cockpit’ para que en caso de choque nada pueda impactar directamente contra el piloto y poder prevenir lesiones graves. En definitiva, la seguridad sigue teniendo una evolución creciente, a diferencia de los accidentes graves y mortales, que muestran una clara evolución decreciente tal y como refleja el siguiente gráfico.
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