Los jóvenes en los partidos tradicionales
BARCELONA. Por Elvira Carmona, Sara Centellas, Eduard Cortines, Saray Cruz y Júlia Gasull
Con la irrupción de Podemos los partidos tradicionales sufren una crisis. La desafección de algunos por las formas de la política tradicional pueden crear dificultades en el seno de las juventudes para conseguir nuevos jóvenes militantes. ¿Traducen en número de afiliados el creciente interés por la política? ¿Cómo son esta nueva hornada de jóvenes?
El paso del tiempo ha demostrado que la credibilidad de nuestros políticos y de los partidos se encuentra en horas muy bajas. Según el estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) el julio del 2014, un 47,6% de los jóvenes (de 18 a 24 años) españoles consideran que la situación política en su país es muy mala, y un 35 % considera que es peor que en el 2013. Además, puede observarse como la confianza en la mejora de la situación es baja, ya que sólo el 14,7% confían en que en el 2015 habrá cambios hacia mejor. Un 19,8% de los jóvenes piensa que los partidos y los políticos, después del paro, son considerados los principales problemas en España. Y un 17,5% piensa que lo son la corrupción y el fraude de los mismos.
Esta pérdida de credibilidad de los partidos, lejos de mermar el voto de los jóvenes en las urnas, se constituye como un elemento más para acudir a ellas. Los datos de julio del 2014 muestran que el 74,1% de los jóvenes votaron en las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011, siendo el sector de la población que más votó. Esta mayoría de votantes en el sector de los jóvenes se repitió de nuevo en las elecciones al Parlamento Europeo el 25 de mayo de 2014: un 42,9% de los jóvenes emitió su voto.
Según el politólogo y profesor de Ciencia Política en la UDG, Jordi Bonet i Martí, la iniciativa de los jóvenes a participar más en la política podría deberse a varios factores: “la crisis puede haber sido un factor, pero también hay muchos otros (como el 15-M o la oleada soberanista). Por lo tanto, podríamos estar hablando de una multicausalidad”. Sin embargo, esta vinculación de los jóvenes con la política parece que no hace elevar en gran medida el número de militantes de los partidos tradicionales en Cataluña según datos otorgados por los propios partidos.
No obstante, al igual que hay diversos partidos con ideologías distintas, los jóvenes militantes también tienen formas de pensar muy dispares.
Roger Civit es estudiante de Arqueología en la UB y militante de CiU. Piensa que, lejos del tópico burgués de Convergència con el que no se ve reflejado, se siente atraído por las ideas políticas del partido. Además, se considera un crítico del mismo porque "todos los partidos crecen y evolucionan a partir de la autocrítica", y cree que actualmente Convergència está dirigida por gente de otra generación. Piensa que si es activo, podrá hacerse un camino dentro del partido, pero reitera que quiere hacerlo con sus ideas, encaminadas mediante acciones de los jóvenes, y dejando paso a una nueva generación. Por otro lado, asegura que la arqueología es realmente lo que le gusta y "no para querer hacer política tengo que dejar de hacer otras cosas, ni tan siquiera aquello a lo que quiero dedicarme".
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Roger Civit se siente un crítico dentro de CiU Fuente: Sara Centellas |
Al otro lado del mapa político, encontramos a Ariadna Monleón, estudiante de Comunicación Audiovisual en la UB y militante de las JERC de Igualada desde hace dos años. “Hacía tiempo que las JERC estaba inactiva y un buen amigo me planteó la idea de refundarla”. Desde entonces Ariadna ha participado activamente con este partido catalán que intenta “explicar y aportar información a todas aquellas personas que quieran saber más sobre el proceso independentista”.
No obstante, asegura que uno de sus objetivos principales es “convencer a todos aquellos indecisos que no saben qué votar, (sea cual sea su ideología) en un momento tan decisivo como el que estamos viviendo ahora”. Sin olvidar la importancia del fomento de la lucha social y la igualdad, "organizamos debates contra el cáncer, mesas redondas del Día de la Mujer, entre otras iniciativas". Opinión que también comparte Joan Guillén, estudiante de Periodismo en la UAB y ex-militante JSC, que piensa que “las manifestaciones, los debates públicos, la cooperación ciudadana y las plataformas sociales en defensa de la sanidad, la educación, etc. son inmensamente importantes para el funcionamiento de la sociedad”.
MUNDOS DISTINTOS: NNGG Y ARRAN
Asier Abad y Laia Borrás son un ejemplo clarísimo del choque de dos pensamientos totalmente radicales y de dos maneras completamente distintas de entender y ejercer política. Asier es simpatizante de las Nuevas Generaciones de Catalunya desde los 16 años y se afilió dos años más tarde. “Pensé cual era mi ideología, yo soy una persona de lo que se llama comúnmente de derechas y en ese aspecto podía elegir entre Unió Democràtica de Catalunya o el Partido Popular, en este caso elegí el PP Català porque no soy nacionalista” así es como Asier entró en un partido político y cómo ha acabado ejerciendo de presidente de NNGG en el Distrito de Horta-Guinardó y vocal de la Junta Directiva Regional de NNGG de Catalunya.
“No nos educan a tener un espíritu crítico ni con nosotros mismos, ni con la gente y mucho menos con el sistema” afirma Laia Borràs.
Contrariamente Laia decidió entrar en Arran, una organización política juvenil, que según ella “su objetivo es dotar a los jóvenes de estructuras, de darles poder y recursos propios para que actúen según lo que ellos crean”. Para Laia, que un joven se afilie a un partido tradicional es porque “no nos educan a tener un espíritu crítico ni con nosotros mismos, ni con la gente y mucho menos con el sistema”, y así un joven no se cuestiona las cosas y actúa de forma muy similar a sus padres. Laia forma parte de la organización de las Fiestas mayores alternativas y de la ocupación de un local para crear un ateneo popular en El Masnou.
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Laia Borràs en un local ocupado Fuente: Júlia Gasull |
Asier atribuye estas acciones a partidos como la CUP, Podemos o partidos alternativos y le parece mal “eso de ocupar un piso vacío porque tenemos en nuestra Constitución un derecho a la propiedad privada y a la herencia” y también cree que si no están contentos con la fiesta mayor “que se presenten ellos a la Comisión de Fiestas y la realicen ellos”. Para Laia la política son “acciones mediante las cuales resolvemos problemas de la convivencia colectiva” y para ella contribuir en estos dos proyectos es hacer política y según ella, delante de la falta de recursos y proyectos “decides tomar tu el poder y con tus propias herramientas crearte un futuro mejor o, como mínimo un presente”.
A pesar del entusiasmo de estos jóvenes instalados en muchos de estos partidos tradicionales observamos como el número de militantes de estas juventudes políticas es mínimo en comparación al grueso de la población joven en Cataluña. Para entrar en política se requiere una reflexión profunda o que te suceda algo en tu vida que realmente te haga ver que entrando en ella lo puedes solucionar. Si aparentemente el espacio de las juventudes en los partidos tradicionales puede ser un lugar donde crecer personalmente, sentirse útil o aprender a reordenar tus ideas, para Jordi Bonet “los partidos tradicionales se han convertido en espacios de creación y selección de cuadros" a los que se llega "desde la convicción ideológica hasta buscando una posible salida profesional".
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