Barcelona, 07/11/2014
Miguel Lois, Gerard Bellerra, Marina Escobar, Noelia Carceller
Está todo listo para el 9-N. Todo, excepto la aprobación del Tribunal Constitucional, que el pasado martes suspendió por unanimidad la consulta soberanista alternativa. Aun así, Artur Mas no da marcha atrás de cara al domingo y pide a los catalanes que mantengan la calma y sigan adelante para defender sus derechos fundamentales como el de la ideología, la participación o la libertad de expresión. “Todos los pueblos tienen derecho a decidir su futuro si se consideran a sí mismos pueblo”, dijo en una intervención en el foro Europa Tribuna Cataluña.
Está todo listo para el 9-N. Todo, excepto la aprobación del Tribunal Constitucional, que el pasado martes suspendió por unanimidad la consulta soberanista alternativa. Aun así, Artur Mas no da marcha atrás de cara al domingo y pide a los catalanes que mantengan la calma y sigan adelante para defender sus derechos fundamentales como el de la ideología, la participación o la libertad de expresión. “Todos los pueblos tienen derecho a decidir su futuro si se consideran a sí mismos pueblo”, dijo en una intervención en el foro Europa Tribuna Cataluña.
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Mas en el Foro Europa Tribuna Cataluña. Fuente: EFE |
Sin embargo, la celebración de una consulta alternativa suspendida por el TC deja en el aire su efectividad a efectos prácticos. En primera instancia, por el censo electoral, puesto que no habrá un número de personas exactas por las que medir datos esenciales en cualquier consulta o referéndum. Joan Botella Corral, decano de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), afirma que una de las claves será la participación, a pesar de la dificultad que requiere calcularla. “Cuánta gente participará es clave, la clave será si estamos por encima del 30% o por debajo. ¿El 30% de qué? Pues no se sabe, no se sabe cuál es el censo electoral”.
Y en segundo lugar, por la inconsistencia de la pregunta planteada. Xavier Arbós, profesor del Departamento de Derecho Constitucional y Ciencia Política de la Universidad de Barcelona (UB), manifiesta que él no apoya la consulta porque está mal formulada. “Desde el primer momento dije públicamente que la doble pregunta no la entendía, y creo que en estas consultas la claridad de la pregunta es imprescindible”.
Ante estas premisas, surge la duda de la seriedad y grado de efectividad que tendrá la consulta. “La consulta del día 9 no ofrece ninguna garantía de seriedad ni de significación: unos cuantos partidos quieren medir su implantación. Adelante, pero no me concierne”, declara Botella.
Retirada de urnas: ¿opción o equivocación?
No obstante, la posibilidad que contemplan algunos podría ser un error. Si se retirasen las urnas, la inconformidad y las protestas de los ciudadanos irían en aumento, puesto que el 9N es un hecho que un gran volumen de personas lleva esperando incluso desde varios años atrás. Así lo corrobora también Xavier Arbós, quien declara que ese acto sólo haría que “aumentar la tensión”. Joan Botella, en una visión más crítica, calificaría el hecho de dos formas posibles: “un ridículo fenomenal” o “un acto de violencia institucional inadmisible”. Lo mismo piensa Cesáreo Rodríguez, catedrático de ciencia política y de administración de la UAB: “la retirada de las urnas provocaría muchísima tensión y una gran frustración entre los catalanes que quieren participar en el acto de movilización”.
Así pues, lo más previsible es que volviera a haber una gran manifestación por parte de la sociedad catalana, reclamando una vez más su derecho de libertad de expresión y pidiendo soluciones al gobierno. En cualquier caso, lo imposible sería apagar un movimiento que lleva años cociéndose a fuego lento.
Si lo enfocamos desde el punto de vista político, el gobierno catalán debería tomar decisiones, y una de ellas podría ser las elecciones en clave plebiscitaria. Éstas acogerían un tema central y prácticamente exclusivo como la independencia de Catalunya, y todas las elecciones girarían entorno a esa cuestión.
El ordenamiento jurídico actual no recoge la posibilidad de convocar elecciones plebiscitarias, por lo que Artur Mas se inclinaría más por unas elecciones ordinarias, porque los partidos políticos ya se encargarían luego de darle el carácter plebiscitario correspondiente. Si ERC o la lista a favor de la autodeterminación saliera vencedora, es probable que dichas formaciones proclamaran una declaración unilateral de independencia, algo con lo que Oriol Junqueras estaría a favor.
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