Las principales cadenas del país han apostado por este formato a partir del nacimiento de Gran Hermano
Barcelona, 07/12/2014
Ester Arroyo, Laura Campillo, Eduard Cortines y Jaime García
Ester Arroyo, Laura Campillo, Eduard Cortines y Jaime García
El primer reality show que se emitió en España data de 1948, mientras se llevaban a cabo las pruebas experimentales de la televisión. Este programa, llamado ¿Quiere usted ser torero?, reflejaba a varios diestros noveles que pretendían demostrar su valía como matador. Pocos recuerdan el origen de la telerrealidad. Sin embargo, hoy en día los realities ocupan un papel destacado en los principales canales del país. El inicio del boom de este tipo de programas se produjo el 23 de abril del 2000 con la primera gala de Gran Hermano, que obtuvo un meritorio 36,5% del share. Este espacio televisivo gustó entre la audiencia y la final registró un excelente 70,8% de cuota de pantalla. Debido al éxito que tuvo este formato, se abrió la puerta a una infinidad de realities que se sucederían, y que se siguen sucediendo, catorce años más tarde.
Los abanderados ![]() |
Reality shows más relevantes en España |
En el año 2000, hubo un punto de inflexión en la televisión española con la primera edición de un programa de telerrealidad basando en un formato holandés: Gran Hermano. Pero Telecinco no fue el único que apostó por este tipo de programa, sino que en 2001, TVE emitió la primera edición de Operación Triunfo, que conseguiría un 44,2% del share y creando un fenómeno fan a todo lo ancho de España. Aún y así, cabe decir que fue un formato que se quemó muy rápido, aunque ha dado paso a programas parecidos como La Voz, Factor X, Hijos de Babel o El Coro de la Cárcel.
Otro formato que funcionaría muy bien sería La Isla de los Famosos (2000), llegando a un 28,3% del share durante su primera emisión. Actualmente es conocido como Supervivientes, que ofreció su última edición de marzo a mayo de 2014. Finalmente, el concurso que tuvo mayor relevancia pese a estar ubicado en la sobremesa de la parrilla de emisión fue Fama ¡a bailar!, emitido por Cuatro en 2008. Llegó a conseguir un 9,7% del share, llegando a ser líder en su franja horaria y emitiendo hasta cinco ediciones y programas parecidos.
Si se pretendiera hacer un recorrido por todos los reality shows, la lista sería prácticamente interminable. Muchos no han funcionado como La casa de tu vida, Pop Star, Estudio de Actores, etc. Pero por otra parte, mucho de ellos aún siguen parrilla, ocupando gran parte de la programación española, ya sea Gran Hermano 15 (23,2% del share), Mujeres y Hombres y Viceversa (20,9% del share), ¡Mira quién salta! (16,4% del share), o Supervivientes (20,7% del share), entre otros.
¿A qué se debe su éxito?
El éxito de los reality shows recae principalmente en su componente morboso. A los espectadores les atrae el hecho de poder observar vidas ajenas y crear una opinión personal sobre ellas. Tiene mucho que ver con lo que se conoce como ‘chimorreo’. Si las personas tienden a hablar de la vida de sus conocidos, ¿cómo no iban a interesarse por la vida de alguien a quien pueden observar desde la comodidad de su casa?
La autora del libro Gran Hermano y ahora...¿qué?, Elizabeth López, escribe en el mismo que los españoles tienen un punto de cotilleo más elevado que en otros países. “Nos gusta cotillear y criticar”, piensa Elizabeth. Sin embargo, el periodista y autor de la obra Telerrealidad: el mundo tras el cristal, Bienvenido León, explica en dicho libro que la autenticidad que presenta el formato es la principal razón de su éxito, y no tanto la nacionalidad de la audiencia.
Según la Teoría de Usos y Gratificaciones de Gurevitch, Katz y Hazz, las personas satisfacen cinco necesidades cuando ve la televisión: cognitivas, afectivas, de integración personal, de integración social y de evasión. Los reality show tienen una alta dosis de estas necesidades: una persona utiliza la parte cognitiva al ver el programa cuando recuerda aspectos como quién ha sido expulsado; La parte afectiva es muy importante en los realities porque el espectador se emociona con los concursantes; La integración personal se da en el momento en que la persona se identifica con diferentes aspectos del programa con pensamientos tales como “opino lo mismo que él”; Asimismo, los realities son una herramienta de integración social ya que se convierte en un tema de conversación con amigos o familiares; Finalmente no podemos olvidar la evasión, pues olvidar los problemas personales y dejarse llevar es uno de los ganchos más atrayentes de estos programas.
Espectáculo en televisión
No solo los realities buscan el morbo. El ‘Caso La Noria’ puso de manifiesto hasta qué punto puede llegar la televisión para conseguir audiencia. El 29 de octubre de 2011, este programa de Telecinco invitó a Rosalía García, madre de ‘El Cuco’, condenado en sentencia firme por la desaparición de Marta del Castillo. En la entrevista, Rosalía percibió 9.000€ por responder al programa de Mediaset. En poco tiempo, Pablo Herreros inició una campaña en Internet para pedir que este tipo de contenidos cesaran en televisión. Esta acción terminó desencadenando la cancelación del programa por la fuga de anunciantes que estaba sufriendo.
También en los matinales de las principales cadenas se utiliza la espectacularización de los contenidos para cautivar a la audiencia. Recientemente, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha sancionado a Mediaset y Atresmedia. El principal canal de Mediaset, Telecinco, ha cometido una infracción de carácter grave por emitir en El programa de Ana Rosa contenidos inadecuados para todos los públicos en horario de protección de menores. Por su parte, Antena 3 ha cometido la misma infracción en el programa Espejo Público. Por estas infracciones, las dos cadenas tendrán que pagar una multa de 150.000€ respectivamente.
Futuro de los realities
Los realities han sido, son y serán objeto de disputa. Periodistas y críticos de televisión continuarán reprochando el éxito de estos espacios que buscan el morbo y el entretenimiento fácil. Todo indica que la telerrealidad continuará teniendo un papel privilegiado en las cadenas españolas, pero los creadores de dichos programas tendrán que estrujarse el cerebro y apostar por unos realities innovadores y nunca vistos para que triunfen. Incluso Gran Hermano, el ‘padre’ de los realities, no emitió el año pasado para dejar respirar el formato. En la penúltima edición se registraron los porcentajes de audiencia más bajos (un 18,4% de media), y la estrategia ha funcionado. La actual edición ha recuperado los datos de antaño y cada gala supera el 20% del share. Por tanto, si en el día a día los humanos nos cansamos de la monotonía, la televisión no va a ser menos.
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